En el polo, como en la vida, todo empieza y crece con la familia.
En La Natividad Polo, la familia no es solo importante. Es el cimiento de todo.
Un profundo amor por el deporte atraviesa generaciones, moldeando no solo la forma en que jugamos, sino también cómo vivimos, soñamos y construimos nuestro futuro.
Las raíces de La Natividad se remontan a Lolo Castagnola, leyenda del polo argentino que, tras años de competir al más alto nivel, decidió crear algo que trascendiera: un equipo y una visión basados en la familia, el trabajo duro y la pasión por el juego. Transmitió no solo sus habilidades, sino también sus valores a sus hijos Camilo (Jeta) y Bartolomé (Barto) Castagnola, dos de los jugadores más destacados de la nueva generación.
La Natividad es, verdaderamente, un emprendimiento familiar.
Desde la gestión de la organización, hasta los caballos, pasando por los entrenamientos que muchas veces se sienten más como reuniones familiares que prácticas formales, cada parte del equipo está construida sobre la confianza, la lealtad y un propósito compartido.
Este espíritu familiar se refleja con especial fuerza cada año el 15 de mayo, el Día Internacional de la Familia, una celebración de los vínculos que nos definen.
En La Natividad, lo conmemoramos recordando momentos como la Copa República 2016, cuando un joven Lolo entró a la cancha con sus hijos, sembrando las bases del equipo que construirían juntos años después.
El polo es un deporte que exige confianza: entre compañeros, entre jinetes y caballos, y entre los propios jugadores y su intuición.
Y no hay mejor escuela para esa confianza que la familia misma.
Hoy, mientras La Natividad sigue creciendo, compitiendo e inspirando a nuevas generaciones de fanáticos en todo el mundo, el compromiso de la familia Castagnola con la excelencia sigue siendo nuestra guía.
El éxito acá no se mide solo en trofeos, sino en la fortaleza de nuestros lazos, las enseñanzas que se transmiten y los recuerdos que creamos juntos.
Este 15 de mayo, te invitamos a celebrar el Día de la Familia con nosotros — ya sea desde la tribuna, desde lejos, o cabalgando hacia tus propios sueños.
Porque en La Natividad, la familia siempre está primero.
